¿Felicidad o alegría? Una reflexión psicológica.

La felicidad no se mide en likes: se construye día a día desde la regulación emocional.

REFLEXIÓN DE LA VIDA

Víctor Omar Mendoza

9/10/20252 min read

Muchas veces, de la mano de lo que se ve en las redes sociales, se tiende a confundir la alegría con la felicidad. Como resultado, la gente comienza a estresarse por “ser feliz”, como si fuera la obligación más estricta de nuestras vidas. Yo soy partidario de esa felicidad como una obligación personal, pero tengo claro que la felicidad a la que aspiramos es distinta de la alegría mostrada en las redes sociales. Nadie, absolutamente nadie, puede estar alegre todo el tiempo. Si así fuera, estaríamos hablando de un desapego de la realidad, porque los estados de ánimo dependen en gran medida del entorno y de acontecimientos que, la mayoría de las veces, están fuera de nuestro control.

Si mi madre muriera hoy, lo normal sería estar triste. Si el mes que viene ganara la lotería, lo normal sería estar alegre. Si aparece un oso frente a mí, lo normal es sentir miedo. Y si alguien raya mi coche, lo normal sería estar enojado. Emociones normales ante situaciones normales.

Las fotos y videos de redes sociales en las que se sube una montaña, se lee a orillas del mar, se corre un maratón, se asiste a la mejor fiesta de la ciudad o se canta una serenata rodeado de amigos son, en realidad, momentos: instantes de alegría. Y nadie está obligado a perpetuar esa alegría para cumplir con una tendencia de moda. No digo que sea necesario usar esas mismas redes para exhibir nuestras carencias, miedos o tristezas; lo que digo es que no debemos dejarnos influenciar deseando vidas ajenas como si fueran perfectas. Las vidas perfectas y la alegría permanente no existen. Pero sí existe la felicidad, que es más duradera y profunda.

La felicidad no requiere exposición en las historias de Instagram, porque es algo estable y no demanda estar alegre todo el tiempo, sino en paz. Y eso se trabaja día a día, aprendiendo a regular la experiencia emocional que ocurre después de una evaluación cognitiva de los eventos. Esa evaluación cognitiva es la base de la felicidad. No significa evitar estar triste o tener miedo, sino evitar desbordar nuestras emociones de manera desproporcionada frente a lo que ocurre.

Claro que debemos crear momentos de alegría: reír hasta que duela el estómago, correr y brincar en un ataque de euforia provocado por un abrazo o por un beso, disfrutar los logros que nos llenan de orgullo. Pero nunca debemos olvidar que la alegría es pasajera: la empresa que creaste con tanto éxito puede quebrar, tu pareja puede dejarte, tu tobillo puede torcerse a diez metros de la meta. Disfruta esos momentos de alegría, pero no temas a los de tristeza, miedo, reflexión o enojo. Nadie está obligado a estar alegre en todo momento.

Enfócate más en ser feliz: en identificar tus miedos y pensamientos irracionales, en crear tu vida de manera intencional, en sentir. Porque cada emoción está hecha para experimentarla, para hacerte tocar tierra y recordarte que estás vivo aquí y ahora.

psicologo-cdmx-felicidad
psicologo-cdmx-felicidad